Tras el cierre del III Congreso Hispanoamericano de Derechos Humanos, organizado por la Universidad del Alba y la Red internacional Francisco de Vitoria, el rector Rafael Rosell Aiquel, reflexionó sobre el impacto que ha tenido este encuentro internacional desarrollado en las ciudades de La Serena y Chillán, al que asistieron cerca de 1.500 personas, y en que se abordaron temas cruciales para el país y la región, como el rol de la democracia, la seguridad y los avances tecnológicos, como la inteligencia artificial, en el fomento y protección de los DDHH.
En esta conversación, Rosell Aiquel destaca que el evento se desarrolló por primera vez hace cuatro años, de la mano de universidades e instituciones gubernamentales de España, Colombia, México y Chile. Además, destaca que el nombre honra a uno de los pioneros del derecho internacional moderno y defensor de la dignidad humana, cuyo legado incluye la defensa de los derechos de los pueblos indígenas en el siglo XVI, como es el cardenal Francisco de Vitoria.
¿Por qué es importante hoy, en 2024, abordemos este debate acerca de democracia, la seguridad y los derechos humanos?
Estamos viendo lo que se está produciendo hoy en el mundo, no solamente en Chile. Es importante conversar acerca de los límites que tenemos en el ejercicio del uso de la fuerza y cuáles son los mecanismos que debemos generar para no traspasarlos cuando estamos hablando de seguridad pública.
El mundo está viviendo una situación extremadamente turbulenta. Es cosa de mirar las guerras que se están produciendo en Ucrania y Rusia, y la que se está viviendo en el Medio Oriente. ¿Qué está ocurriendo ahí con los derechos humanos? Nada. Están absolutamente ausentes de ser aplicados en estas situaciones de guerra. Ni siquiera el derecho internacional humanitario se ha podido aplicar. Eso nos lleva por lo tanto a que estamos en una crisis del sistema internacional.
Francisco de Vitoria, que es el padre del derecho internacional público, estaría impactado por todo esto que está ocurriendo hoy día, cuando contamos con organismos internacionales que se crean para promover la paz, que toman resoluciones, pero simplemente no se respetan.
Desde su mirada, ¿qué es lo que está ocurriendo en estos días en Medio Oriente?
Estamos viendo cómo una pequeña nación como el Líbano, de 10.342 km2, está siendo atacada, pero no solo a los combatientes de un grupo terrorista sino, que se está atacando a la población civil Eso, evidentemente, es una violación flagrante al derecho internacional y a los derechos humanos.
El Congreso también abordó el desarrollo de la IA ¿Cómo se relaciona con los DDHH?
Acá la duda que debemos plantearnos es qué hacemos con la Inteligencia Artificial o, más bien, qué va a hacer ella con nosotros. ¿La inteligencia artificial tiene límites? ¿Podría otorgar derechos cibernéticos? ¿Llegará a autoprotegerse? Estamos entrando en una dimensión que la humanidad nunca había experimentado.
Así como los derechos humanos surgieron inicialmente con pensadores como Francisco de Vitoria y el cardenal Cisneros, quienes iluminaron a Europa acerca de lo que ocurría en las Américas, o como Eleonor Roosevelt y el gran diplomático y político libanés Charles Malik, quienes redactaron la Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas tras la Segunda Guerra Mundial, hoy enfrentamos nuevos desafíos en torno a la dignidad humana.
Vaya paradoja el caso de Malik, redactor de esta carta siendo de un país que hoy no tiene derechos.
¿Qué papel cree que tienen las universidades en la promoción y defensa de los derechos humanos?
Las universidades tienen el deber de estudiar, debatir y promover los derechos humanos. No podemos hablar de derechos humanos sin considerar la ética, pues ambas están profundamente vinculadas. Los derechos humanos nos llaman a la solidaridad, recordándonos que como seres humanos no podemos avanzar solos, sino que estamos llamados a convivir con otros; la única forma de enfrentar los grandes desafíos de nuestra sociedad.
¿A qué se refieren en cuanto a seguridad en la convocatoria de este congreso?
Cuando hablamos de seguridad, nos referimos, por cierto, a la seguridad ciudadana. Pero es un concepto más amplio, incluye, la seguridad alimentaria, la seguridad ambiental e incluso la seguridad ante los avances de la inteligencia artificial.
En este enfoque amplio, la participación de la sociedad civil es clave, especialmente en regiones como Coquimbo o Ñuble, donde es vital generar políticas de seguridad que respeten los derechos humanos. Enfrentamos problemas críticos como la desertificación que avanza desde el norte y afecta cada vez más a las comunidades locales, la sequía o los incendios forestales en el sur, o la preservación de la biodiversidad en los humedales, que son esenciales para el equilibrio ambiental. La seguridad no se agota en la acción de la fuerza pública, que es muy importante, sino que incluye también la protección de los ecosistemas y el bienestar de las personas.
¿Cómo espera que este congreso impulse la promoción y defensa de los derechos humanos en la red creada entre Latinoamérica y Europa?
El impacto de la Academia siempre es importante porque es una guía que permite a los gobiernos la generación mejores políticas públicas, que promuevan y protejan los derechos humanos. Eso es lo que a nosotros nos interesa y es nuestro deber.
La academia suele ser uno de los principales centros donde se genera conocimiento. Cada ponencia presentada en este congreso será publicada en un libro. Este libro incluirá las reflexiones y conclusiones más importantes que surjan de los debates.