«Veamos tu área de estudio… tu santuario protegido del bullicio de la vida moderna». Así comienza la tutoría de Martin Prince, el chico más estudioso de la serie Los Simpson, a Bart cuando se propone a ayudarlo a pasar un examen. Y si alguien sabe de buenos hábitos, es él.
No es difícil caer en la tentación de tumbarnos en cualquier lugar de la casa con un libro, teléfono o computador y ponernos a estudiar, sin evaluar si realmente estamos cómodos haciéndolo. La postura y el entorno pueden fácilmente llevarnos a la distracción.
A continuación te daremos algunos pequeños consejos que pueden serte útiles a la hora de dominar tus materias.
1. Pon plantas en tu escritorio
Si seguimos recordando ese capítulo, Bart le indica que hay un escritorio bajo un enorme montículo de desorden, por lo que Martin se apresura a recomendarle conseguir algunas plantas: «No hay un lugar completo de estudios sin una adecuada vida vegetal», y la verdad es que tiene toda la razón. Según especialistas, la presencia de plantas alivia las tensiones, restablece el equilibrio mental y ayuda a encontrar inspiración. Si vas a hacerlo, elige una que se adapte a tu escritorio de tal forma que no te estorbe y que puedas cuidar.
2. Consigue una silla que se deslice y de respaldo ajustable
Obviamente si está dentro de tus posibilidades, estudia sentado y en una silla cómoda.
Si estudias acostado es muy probable que pronto te venza el sueño y que la postura agote tus brazos (si es que sostienes tu material de estudio). Si la silla tiene rueditas, tanto mejor, ya que puedes evitar ponerte de pie cada vez que necesites conseguir algo de tu entorno (un libro, un cuaderno, una carpeta, etc.).
La postura en la que está tu espalda puede reducir considerablemente el tiempo que le dedicas a tu aprendizaje, ya que por lógicas razones, entre más pronto te canses, menos podrás estudiar. Busca alguna que esté a tu alcance y llévala a tu casa. Será una buena inversión para tu lugar de estudio.
3. Sácale partido a la luz natural
Son muchas las investigaciones que coinciden en este punto, en las cuales se comparan grupos de estudio con los mismos contenidos, pero diferentes luces: Lugares de estudio con luz natural y otros con iluminación artificial. Los resultados son siempre mejores en los primeros grupos.
Las luces cálidas fomentan las actividades recreativas y de estudio, siendo más eficientes que las frías.
4. Arregla tu desorden
Muchos de los alumnos cuentan con pequeños espacios donde poder instalarse a estudiar, y por lo general, el desorden llega más tarde que temprano. Es tan sensible el tema, que con el solo hecho de dejar las llaves sobre la mesa bastaría para que la zona de aprendizaje pudiera verse caótica para los cerebro más estructurados. Por eso ordena el escritorio antes de empezar y ventílalo todo. Un buen aroma también es fundamental para sentirse a gusto con las materias que toca dominar.
5. Tu música favorita vs Mozart vs el simple silencio
Parece un acto reflejo para muchísimos estudiantes poner su música favorita y dedicarse a estudiar. De hecho puede ser una excelente idea. Estudios comprueban que la música estimula zonas del lóbulo prefrontal que están relacionadas con la atención, la concentración y la satisfacción. En otras palabras, si estudias con música, puede que te concentres más rápido y que la información fluya mejor. Pero, por otro lado, el ritmo de la canción y los latidos del corazón se sincronizan, por eso, si la canción es rápida, no va a ser fácil relajarse, y estudiar se vuelve más difícil, y si tu música además tiene letras, es posible que te concentres más en ella que en los conocimientos que están adquiriendo.
El efecto Mozart es conocido por muchas de sus bondades, y entre ellas, está la de mejorar el rendimiento mental.
Pero hay una tercera opción: el silencio total. Es la técnica más difícil a la cual adaptarse, ya que siempre nos gusta estar conectados a estímulos que nos den fuerza. Sin embargo es un excelente consejo que pruebes estudiar con todo el silencio que te sea posible y que dirijas tus esfuerzos al contenido que necesitas aprender. Hazlo por lapsus de no más de 30 minutos, y luego descansas. Vuelve a repetir y evalúa cual es el mejor método para ti.
6. Deja listo tu material, y luego aléjate de internet y, si puedes, también de las pantallas
Es en serio. ¡Aléjate! Wifi y redes sociales pueden ser tus PEORES AMIGOS a la hora de estudiar. Si estás pensando en utilizar el argumento: «Lo que pasa es que hay que siempre corroborando la información e internet nos ayuda», mejor no lo digas, pero vamos por parte.
Lo óptimo sería que tomes un lápiz, un cuaderno de apuntes y un libro que contenga la materia que debes dominar para tu examen. Un libro impreso descansará considerablemente tu vista, en comparación si lo haces desde una pantalla. Cualquier duda que necesites verificar en línea, anótalo en tu cuaderno y luego lo corroboras.
Si prefieres estudiar desde tu celular o el computador (y no hay nada que te convenza de lo contrario), ponle una luminosidad tenue a la pantalla Y DESCONECTA LAS RRSS. No sería muy provechoso que un amigo aparezca junto cuando estás por resolver una importante ecuación y tengas que comenzar de cero.
Cada uno de nosotros somos distintos y no existen reglas de oro que sean transversales. Lo que sí es recomendable es que trabajes en tu espacio de estudios y le saques el máximo rendimiento. Come sano, haz ejercicios, duerme bien y organízate.
¡Mucho éxito en tu próximo examen!