“¡Nada es imposible, nada!”.
Ya te imaginarás cuál es la respuesta si es que trabajar y estudiar son compatibles de forma simultánea. Por si caben dudas, es un ROTUNDO SÍ. Cualquier cosa que se proponga una mente disciplinada, ordenada y con un objetivo que la mueva, puede lograr lo que sea. La pregunta más bien debiera estar en el cómo.
A continuación te daremos algunos consejos, que por supuesto pueden variar de persona a persona y ajustarse a las distintas necesidades.
Elige un horario
En UPV contamos con una variada oferta de carreras, y en distintas jornadas para facilitarle la vida al estudiante, por lo cual, una de las primeras cosas que debes tener definidas es si quieres trabajar de día y estudiar de noche, o viceversa. ¿Qué te acomoda más a ti? Hay algunos que dicen que estudiar al inicio del día les resulta más fácil para tener su cabeza despejada; por otro lado, hay otros que son más “pájaros nocturnos” y comienzan sus estudios cuando llega la noche.
Busca el trabajo más adecuado
Hay trabajos y trabajos. Unos más corporales y otros más mentales. Lo aconsejable durante este periodo es buscar uno que no tengas que mover tanto tus músculos, ya que el cansancio llegaría más temprano que tarde, y eso no ayudaría precisamente a un estudio óptimo. Busca, según tus capacidades, algo que medianamente se ajuste a tus intereses.
El trabajo “perfecto” durante esta etapa de tu vida no existe. Lo que ejerzas serán oficios, y muy probablemente no tengan mucho que ver con lo que estás estudiando… pero si encuentras un trabajo cómodo, relacionado a tu rubro, y te dé espacios para estudiar… ¡Felicidades! Te ganaste la lotería.
El trabajo es importantísimo, pero el estudio lo es aún más
Recuerda esta máxima que te acompañará durante toda la carrera: “Lo primero es el estudio”. Si ves que el trabajo se opone muchísimo a tu objetivo primordial, el consejo es que lo hagas lo mejor posible, y busques paralelamente algo mejor. Si renuncias y tu trabajo ha sido el adecuado, probablemente la jefatura te haga una buena carta de recomendación que te permitirá conseguir un nuevo y mejor empleo. Tus estudios son lo primero, no lo olvides.
Bendito sea el ocio
En tiempos de Netflix es imposible no tentarse con buscar una película o alguna serie para descansar el cuerpo y la mente. Hazlo y no te culpes por eso. Relájate e interactúa con tus amigos. Ellos seguirán ahí cuando termines tu largo camino.
No procrastines
El consejo anterior es muy probable que se transforme en procrastinación si es que no le das la dirección adecuada. Ármate horarios, respétalos y cúmplelos. Las rutinas solo son complicadas al principio. Luego es más fácil.
Prepárate, se te viene “lo bueno”
Este punto tiene su pequeño toque de ironía, porque si querías ponerte un desafío interesante, este es uno de los más difíciles de tu vida. Te costará, te costará y te costará. Las siestas serán un verdadero lujo, las salidas serán mucho menores, e incluso a tus juveniles años tendrás una sensación de que te vino un “viejazo”. Cuando lo vivas lo sabrás en carne propia.
Por suerte acá está lo mejor: te sentirás una mucho mejor persona. Y no será solo una sensación, será la verdad. Desde que decides ser independiente económicamente, alivianas la carga de tus papás, al mismo tiempo que les regalas una gratificante sensación de orgullo por su hijo.
Cada noche que te acuestes exhausto, piensa: “Estoy haciendo algo grande, realmente grande y depende de mí”. Cuando hayas terminado tus estudios y mires hacia atrás a esta etapa, el corazón se te hinchará y tendrás un superpoder que no todos tienen. En serio, no todos tienen.
Si alguien te dice que trabajar y estudiar no se puede, solamente piensa: “Él no puede, yo sí”.
