La Encuesta Nacional de Discapacidad y Dependencia, ENDIDE (2022), muestra que en la región de Coquimbo existen 70.431 personas que presentan algún nivel de discapacidad, lo que corresponde a un 10% de la población.
Para una región como la nuestra, ese número representa un tremendo desafío, no solo desde el punto de vista clínico o de rehabilitación, sino también desde lo social. Este último punto fue el foco del programa “Coquimbo te cuida”, impulsado, diseñado y liderado por la carrera de Kinesiología de la Universidad del Alba, Sede La Serena.
La misión de este proyecto fue entregar herramientas de capacitación a los cuidadores de las comunas de Los Vilos, Illapel, Monte Patria, Ovalle, La Serena y Coquimbo. El objetivo se cumplió en cada jornada de talleres realizados durante el segundo semestre de este año, sin embargo, pudimos evidenciar situaciones que estaban totalmente ocultas para nosotros: la labor de los cuidadores es totalmente invisible.
Con esta frase resumo el sentir de al menos el 95% de los cuidadores entrevistados. Un 93% son mujeres que, en su totalidad, han visto postergado su desarrollo personal y profesional para cumplir con el rol de cuidadora, labor que requiere dedicación total, lo que impide que estas madres, esposas, hijas, nietas o abuelas puedan desarrollarse en cualquier ámbito de su vida.
Nuestro proyecto basó el diseño de los talleres en los resultados de la Etapa 1, que consistió en una encuesta en las seis comunas antes mencionadas, trabajo que se desarrolló en colaboración con los municipios y la participación de alrededor de 100 estudiantes de diversas carreras. Los resultados que entregó este proceso fueron categóricos: 9 de cada 10 encuestados son mujeres. Además, un 95% cuida a un familiar directo; 78% manifiesta sentir deterioro de su salud asociado a las labores de cuidado; 59% de los encuestados menciona sentirse deprimido; y 82% de las cuidadoras entrevistadas no recibe ingreso económico por sus labores.
Además, se les consultó sobre sus necesidades diarias y respecto a qué información ellas consideraban de utilidad, e incluso en ese momento las respuestas fueron enfocadas en la persona de cuidado. Por eso planteamos talleres de Comunicación Efectiva, Síndrome del Desgaste del Cuidador(a), Nutrición Saludable para el Cuidador (a), Movilidad y Movimiento para la Salud del Cuidador(a) y Reanimación Cardiopulmonar, como herramientas de perfeccionamiento que, además, le agregaran valor a la tarea del cuidado.
Durante el desarrollo de las extensas jornadas de talleres de la Etapa 2, la opinión de las cuidadoras sirvió para alimentar y mejorar el siguiente taller. Cada una aportó su visión, sus experiencias, sus vivencias. Se dieron la oportunidad para hablar de sus emociones, de expresar su rabia o frustración. En sus palabras, tuvieron el espacio para sentirse cuidadas, algo que no sentían hace años.
Para nosotros, como equipo ejecutor, desarrollar esta iniciativa nos entrega varias conclusiones.
Desde lo académico, debemos seguir reforzando las habilidades blandas de nuestros estudiantes, integrar la temática de los cuidadores en la formación, seguir potenciando nuestra formación con sello regional, de forma que los profesionales que titulemos quieran quedarse en sus comunas, en su territorio.
Desde una visión profesional, como equipos de salud debemos plantear más y mejores intervenciones en este sentido. Inicialmente el foco fue la salud de los cuidadores, sin embargo, nos dimos cuenta de que existen otras carencias, como falta de acceso a la información, pocas o nulas redes de apoyo y, lo principal, el rol de las cuidadoras estaba totalmente invisibilizada en la región.
¿Este proyecto de nuestra Universidad ayudó a mostrar la realidad de las cuidadoras en la región? Si, definitivamente. ¿Se necesitan más iniciativas como “Coquimbo te cuida”? En palabras de las cuidadoras asistentes a la jornada de cierre, sí, definitivamente, sí.
Lo fundamental es que ya comenzamos, que tenemos resultados y que podemos seguir trabajando para tener mayor y mejor alcance. Ya existe una base sobre la cual se puede cimentar un programa de trabajo a largo plazo, porque las cuidadoras de la región lo necesitan, lo merecen. Porque las cuidadoras necesitan ser cuidadas.
* Las opiniones vertidas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, el pensamiento de nuestra Universidad.