“Ecos de unión”. Ese fue el título del cuento que convirtió a Marcela Díaz Pacheco  en una de las ganadoras de “Mujeres en 100 palabras: Concurso Literario de la Universidad del Alba”, una iniciativa promovida por la Dirección de Asuntos Estudiantiles de UDALBA en conmemoración del Día Internacional de la Mujer.

La segunda versión del concurso contó con una categoría especial para personas externas a nuestra casa de estudios. En ese rango triunfó esta trabajadora social de 33 años, asentada en Castro, Chiloé, quien ama la escritura desde su juventud.

Marcela Díaz enfatiza que este concurso no solo es una forma de expresión, sino también una herramienta para impulsar la lucha constante por la equidad en todos los ámbitos.

 

¿Cuál fue la fuente de tu motivación para participar en el concurso “Mujeres en 100 palabras” y cómo te enteraste del mismo?

—“La motivación primordial es nuestro género, que impulsa la lucha constante por la equidad en todos los aspectos. Poco a poco va surgiendo un abrazo sororal entre mujeres, un lazo que se fortalecerá aún más cuando dejemos de considerarnos competencia y nos ayudemos mutuamente a alcanzar lo más alto. Si mi amiga, hermana o compañera progresa, en algún momento me brindará apoyo para llegar a su nivel. También es poderoso imaginar metafóricamente la experiencia de ser mujer desde una perspectiva onírica. Mi madre Marisol, mi gran fuente de inspiración diaria, personifica para mí el mar bravío, su fuerza palpable en cada una de sus facetas. Las mujeres vivimos millones de vidas en una sola. También quiero mencionar a mi hermana Alicia. Es una mujer valiente, llena de ímpetu hacia lo desconocido y maravillada por los placeres sencillos de la vida. Se adentra en caminos siempre con pasión. Desde su primera respiración, ella ha estado a mi lado. Nos tomamos de la mano y jamás nos soltamos en este camino llamado vida.

Me enteré del concurso a través de mi compañero de vida, Lautaro, actualmente estudiante en la Universidad del Alba y un curioso empedernido. Desde hace cinco años compartimos experiencias y aprendemos juntos la vida en pareja, y él sabe de mi profundo interés por la poesía, los cuentos y la lectura, por lo que me envió las bases del concurso”.

¿Por qué el título de tu obra es “Ecos de unión” y qué significado le das?

— “El título de mi cuento es ‘Ecos de unión’ y evoca la idea de que las mujeres son como el mar, más fuertes cuando se unen y trabajan en armonía. Al igual que las diferentes tonalidades y estados del mar, representan la diversidad de las mujeres. Este relato busca resaltar la importancia de aceptar y celebrar esa diversidad en lugar de intentar cambiarla. Nos invita a amarnos y aceptarnos tal como somos, con nuestras luces y sombras, y a reconocer la diversidad en nuestro género, sea en términos de raza, orientación política, religiosa o sexual. Señala que, a pesar de nuestras diferencias, tenemos mucho en común, especialmente en la lucha contra la violencia de género, los machismos y los patriarcados. Al hablar en plural de estos términos, me refiero a cómo estos problemas se han fragmentado y ocultado en detalles que quizás no todas logramos ver. Es una llamada a observar nuestro entorno y a las mujeres que lo habitan, reconociendo que algunas pueden estar sufriendo y necesitando de una mano amiga. Nos insta a ayudarnos mutuamente, a denunciar y a ser esa fuerza colectiva que representa la mar brava, enfrentando juntas estas adversidades”.

 

¿Qué te inspiró a elegir esa temática en particular para tu obra?

—“Resido agradecidamente en el sur de Chile, específicamente en el archipiélago de Chiloé, en la ciudad de Castro. Mi fuente de inspiración se encuentra al salir de casa, donde me encuentro con el mar en todos sus estados: desde la bravura hasta la calma, pasando por la tormenta y las penas. La isla alberga un ecosistema maravilloso, rebosante de flora y fauna, donde el verde viste el terreno con sus colores estacionales. Es inimaginable para mí no inspirarme con tanta belleza; aquí me siento refugiada y con la mente abierta a la belleza natural”.

 

¿Cómo describirías tu experiencia como una de las ganadoras del concurso?

—“Fue completamente inesperado. Era mi primera vez participando en un concurso literario, y la sensación de alegría interna se manifestó en una explosión de emoción externa. Lo primero que hice fue llamar a mi madre para contarle la noticia, y luego corrí a los brazos de mi compañero cuando llegó del trabajo. Él me alzó con alegría y me expresó su orgullo. Esta experiencia es para disfrutar al máximo, porque es gratificante que una mujer que vive en una isla alejada del centralismo pueda ganar un concurso. He recibido muchas felicitaciones de mujeres con las que he compartido diferentes momentos, y ese calor lo llevo guardado en mi corazón”.

 

En un nivel más personal, ¿cómo surgió tu interés por la escritura y la lectura? ¿Hay alguna obra en particular con la que te sientas identificado?

—“Mi interés por los libros se fue desarrollando desde muy joven, sobre todo por aquellos que tienen olor a historia y longevidad. Sin embargo, la escritura fue gracias al taller literario Sótano 9, donde empecé a comprender gracias al conocimiento de dos grandes escritores castreños, Don Toñito Torres y Don Manuel Zúñiga, quienes realzaban la importancia de la palabra escrita y de cómo perfeccionar cada verso o prosa.  He escrito una veintena de poemas desde la práctica, armando y desarmando sus estructuras y cambiando sus palabras.  Más que identificada podría decir que hay un libro que me abrió los ojos respecto a la condición humana, la redención, la justicia, la lucha contra la adversidad y la búsqueda de la verdad y la libertad: es “Los miserables”, de Víctor Hugo.

 

¿Que recomendación literaria específica harías a la comunidad?

—“No podría mencionar una sola autora o autor, ya que la gama literaria es tan variada que les invito a leer todo, siempre algo nos queda de una frase, un párrafo o un libro completo. Pero si debo nombrar algunos, invitaría a la comunidad literaria a deleitarse con la poesía de Alejandra Pizarnik. Sus versos suelen ser breves pero cargados de significado; utiliza un lenguaje simbólico que invita a reflexionar sobre la existencia y la realidad interior. Por otro lado, la narrativa de Hernán Rivera Letelier me fascina, ya que retrata la vida en el desierto de Atacama en su apogeo más duro con un realismo que tiene tintas poéticas y una profunda humanidad. Sus historias suelen centrarse en personajes marginales y olvidados, como mineros, prostitutas y vagabundos, explora sus vidas con una mezcla de crudeza y ternura que siempre me sacan una sonrisa o una lágrima. Y, por último, no podría dejar fuera a Isabel Allende, una autora que, al ser tan reconocida a nivel mundial, ha tenido que sobrellevar la lucha de ser mujer y escritora, donde muchas veces los egos suelen pisotear a quienes van surgiendo. El primer libro que leí de ella fue “Paula”, me lo prestaron por unos días. Como anécdota, debo mencionar que tuve que devolverlo a la mitad de mi lectura, y años después pude terminarlo cuando tuve los medios para poder comprarme un ejemplar, fue muy emotivo”.

 

¿Qué consejo les darías a aquellos que tienen interés en adentrarse en el mundo de la literatura, pero aún no se atreven a hacerlo?

—“Les diría que se permitan explorar sin miedo ni prejuicios. La literatura es un espacio de infinitas posibilidades donde encontrarán voces diversas y experiencias que enriquecerán su visión del mundo. Es importante recordar que la literatura no tiene género ni fronteras, así que no importa quién eres o de dónde vienes, siempre habrá historias que te harán sentir identificada o identificada y te abrirán nuevos horizontes. Además, es fundamental apoyar a autoras y autores que han sido históricamente marginados, invisibilizados e invisibilizadas en la industria editorial, buscando activamente obras que reflejen la diversidad de voces y perspectivas que existen en nuestra sociedad. ¡Anímense a sumergirse en la literatura, el universo de los libros les espera con los brazos abiertos!