La Oficina de Derechos Humanos y Equidad de Género de nuestra casa de estudios, junto a la ONG Somos Ñuble, entidad que lucha por el respeto a la diversidad sexual y de género, realizaron la charla online titulada “Salud Mental en la Comunidad LGBTIQ+”.
El conversatorio, moderado por Ricardo Saavedra, director de la DAE y representante de la oficina de DDHH y Equidad de género en UDALBA Chillán, contó con la participación de Susann Jiménez, psicóloga de la misma oficina, y Emilia Gallegos, psicóloga de la ONG Somos Ñuble.
“Muchas veces se habla de que la comunidad LGBTIQ+ tiene mala salud mental y altas tasas de suicidio y, erróneamente, se puede pensar que esto es un tema genético, algo biológico, pero no es así, eso es una falsa creencia. Efectivamente hay una alta tasa de suicidios, pero no está relacionada a algo biológico, sino que tiene que ver con la homofobia, la discriminación y la violencia que puede recibir la comunidad LGBTIQ+, que deteriora justamente la salud mental”, explicó Susann Jiménez.
Y agregó que, por lo mismo, es muy común que quienes pertenecen a la comunidad LGBTIQ+ requieran de apoyo psicológico y psiquiátrico. “Todavía hay mucho odio hacia la Comunidad LGBTIQ+, poco respeto, poca tolerancia y, finalmente, cuando las personas se encuentran con ese entorno (hostil), se provoca un deterioro en su salud mental. Hay estudios, incluso, que indican que es 1,5 veces más probable que las personas de la Comunidad LGBTIQ+ desarrollen una depresión o un trastorno de ansiedad en comparación a personas heterosexuales o heteronormativas”.
“Hay mucha depresión, ataques de pánico y malestar psicológico en general. Incluso se habla de la posibilidad de que estas personas generen una adicción a las drogas o al alcohol, o que desarrollen desórdenes alimenticios”, explicó la especialista. También agregó que, junto al rechazo de la sociedad en general, en muchas ocasiones está el rechazo de la familia y de los más cercanos, algo que tiene más injerencia aún y mayor impacto en la salud mental.
“Es muy complejo lidiar con ese rechazo, porque la familia debería ser un espacio seguro, un espacio de protección”, comentó.
Para avanzar en el respeto a la comunidad LGBTIQ+, es importante tener en cuenta que las personas podemos terminar siendo cómplices pasivos en ciertas situaciones de violencia y discriminación, ya que se dan “muchas señales de odio y discriminación es espacios públicos como salas de clases, eventos, etc”, dijo la especialista.
“Al no intervenir, uno termina siendo cómplice pasivo. No se trata de que uno se ponga a pelear ni mucho menos, pero sí es bueno concientizar. A veces uno escucha comentarios machistas y no interviene, pero esas cosas sutiles podrían ir generando un cambio, el tener una postura crítica frente al comportamiento de nuestra cultura”, comentó.
Emilia Gallegos, psicóloga de la ONG Somos Ñuble, en tanto, se refirió a los avances jurídicos que permiten tener una mejor salud mental en la comunidad LGBTIQ+. “Hay marcos internacionales que presionan un poco para que el Estado de Chile tenga o cree resguardos para la comunidad”, comentó.
“Tomando lo que dice Susann sobre la salud mental, hay que decir que la salud mental en Chile no es buena. Y hablar sobre sexualidad es tabú, entonces es complejo abordar las temáticas de la comunidad sin un análisis de género y de los fenómenos sociales. Los avances que hemos tenido en Chile se han hecho lentamente, porque las transformaciones y los cambios sociales son lentos, pero eso no significa que tengamos que detenernos cuando no veamos resultados”, agregó.
Y también habló de su experiencia personal: “La educación básica y media que yo recibí fue sin género, no había espacio en mi ciudad para mí. Es fuerte crecer sabiendo que no eres aceptado, aceptada o aceptade y que ‘estás haciendo algo malo’ simplemente por el hecho de que te gusta alguien o porque quieres vivir algo. La identidad de género heteronormativa lidia con pesares individuales, pero también con pesares sociales”.
Por último, Susann Jiménez destacó la importancia de que hoy en día existan oficinas de género en prácticamente todas las universidades. “Hay una generación que no entiende tan bien la diversidad como lo hace nuestra generación. Afortunadamente, dentro de la Universidad del Alba hay muchas generaciones, muchas edades diferentes, y esta oficina genera instancias de prevención y promoción, y eso nos permite instalar el tema y poder concientizar”, explicó.
Además, Susann Jiménez recalcó que durante mucho tiempo estos temas estuvieron invisibilizados. “Antes se juzgaba mucho y ahora, gracias a este tipo de instancias, se puede normalizar que todos somos distintos y que tenemos que respetar las diferencias”, cerró.