El pasado jueves 15 de junio, el docente de Psicología UDALBA Santiago Rodrigo Molina recibió al Departamento de Brigadas Juveniles del Cuerpo de Bomberos de Santiago para ser entrevistado por sus 17 años de servicio y su importante participación en la fundación de la unidad.
En la Sala Espejo del CAPSI, el psicólogo recordó su paso como voluntario honorario en la 20 Compañía, ubicada en Las Condes. En los últimos años en que estuvo ahí lo llamaron para conformar el Departamento de Brigadas Juveniles.
“Las brigadas juveniles existen desde hace 65 o 67 años, pero en esa época me tocó el honor de conformar el departamento con otro grupo de voluntarios. Fue súper interesante y bonito, porque como partía desde cero, yo en particular trabajé el desarrollo del modelo educativo para trabajar con jóvenes”, explica.
Y añade: “Las brigadas juveniles se componen de chicos que tienen desde 10 a los 17 años, porque cuando cumplen 18 pasan a formar parte de la compañía como personas adultas, entonces fue un trabajo que hice unos 10 años”.
Rodrigo Molina aclara que dejó de ser voluntario hace 4 años aproximadamente, pero que mantiene los vínculos con la institución. “Y resultado es que en el cuerpo están desarrollando una publicación, un libro, que recoge la historia de las brigadas juveniles, entonces un capítulo tiene que ver con la construcción del departamento y me tenían como uno de los referentes para dar el testimonio”.
– ¿Por qué es importante el desarrollo de las brigadas juveniles?
-“En el sistema bomberil chileno, todo lo que aparece ahí (respecto a las brigadas juveniles) aparece socialmente, no es algo que aparezca orgánica y tecnocráticamente, sino que aparece por un tema social. ¿Por qué? Porque lo voluntarios, muchas veces, llevan a sus hijos al cuartel. A ellos les llama la atención el tema de los bomberos y acompañan a los papás a ver, entonces, con el tiempo, se hace cada vez más frecuente que niños vayan a mirar al cuartel y en algún momento a algunos bomberos se les ocurrió que podían tomar a esos niños y armar una pequeña compañía con su capitán, su teniente, replicando un poco la orgánica de la misma compañía. Eso fue copiado por distintas compañías con los hijos de voluntarios, pero después quedó abierto a todo tipo de jóvenes”.
– Se trata de un grupo de personas diferentes rangos de edad. ¿Son actividades distintas dependiendo del grupo?
-“Ese era el tema, el problema que puse en la mesa en esa época, porque yo veía que todos trabajaban haciéndoles lo mismo, entonces mi planteamiento era que no, que el trabajo en las brigadas primero tenía que ir orientado a lo valórico y no a lo técnico”.
– ¿Y cuál era su planteamiento?
“Mi planteamiento era que se necesitaba desarrollar un modelo educativo para trabajar eso, porque lo que hacían los instructores era simplemente enseñar a parar escalas, manejar equipos de respiración autónoma, entonces, si bien hay un entrenamiento en temas técnicos, eso no garantiza que haya una formación valórica, entonces tiene que haber un modelo educativo”.
– ¿Cuál es el aporte de la psicología en el desarrollo de estas brigadas?
-“Es importante, porque un psicólogo o una psicóloga tiene formación en psicología general y en el desarrollo o el aprendizaje, entonces se manejan una serie de teorías y conceptos que entregan herramientas para que los instructores entiendan lo que están haciendo. Pueden ser profesionales de otras áreas, entonces en ese sentido la psicología es un aporte para desarrollar esas bases teóricas y valóricas, además de entregar formación no solo a los niños, sino que también a instructores”.
La importancia del número
Si bien ya no forma parte de Bomberos como voluntario activo, Rodrigo Molina asegura que el entrar a cualquier compañía es como hacerlo a una familia, donde se forjan importantes lazos con sus compañeros bomberiles con el pasar de los años.
“Yo soy de los que piensan que una vez bombero, siempre bombero. Los bomberos siempre vamos a los lugares de los que la gente arranca y estamos formateados para controlar situaciones de emergencia y otras cosas típicas, como estar pendientes de si hay extintores en los edificios, si hay un sistema de simulacro o entrenamiento de la gente para responder ante emergencia”, reflexiona.
Y agrega: “Son cosas que van quedando en lo técnico, pero lo bonito que tienen los bomberos de Chile es que son sistemas sociales: te integras a una compañía y es como que te integras a una familia. Los voluntarios pasan el rato para esperar el llamado, pero en ese pasar el rato se forman vínculos, entonces para los bomberos es muy importante el número, la identificación con la compañía”.
– Es como ponerse la camiseta de su compañía.
-“Son unidades, y en la práctica, en el acto de servicio, tienen que trabajar todas las compañías juntas, pero tiene ese elemento social importante. Yo solo he estado en la 20, en ninguna otra compañía, entonces me siento ‘veintino’. Ya no estoy en la fila, pero si me preguntan, yo soy de la 20, y si volviera a los bomberos, probablemente volvería a la 20, no a otra porque esa es la compañía donde siempre estuve, mi familia bomberil”.