Como parte de las iniciativas impulsadas por la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, los estudiantes del cuarto semestre de la carrera de Psicología de la Universidad del Alba, sede La Serena, presentaron los resultados de su trabajo en la asignatura Psicología Comunitaria, bajo la dirección del docente Francisco Araya Carrasco, Magíster en Psicología Comunitaria. Este proyecto se centra en la implementación de diagnósticos participativos en diversas agrupaciones de la Región de Coquimbo.
El objetivo principal fue identificar las necesidades y problemáticas psicosociales de las agrupaciones participantes, así como reconocer sus fortalezas y potencialidades. Como resultado de esta colaboración, se elaboró un informe comunitario que detalla las principales debilidades y cualidades detectadas, además de proponer estrategias de mejora para futuras intervenciones.
Los diagnósticos se realizaron desde septiembre y noviembre del presente año, siguiendo estrictas normativas éticas y procedimentales. Para lograr los objetivos establecidos, se utilizaron diversas herramientas de investigación social, entre las que se incluyen: mapeo comunitario, observación de los participantes, diario de campo, análisis fotográfico de problemas sociales, entrevistas semiestructuradas, focus groups y el árbol de problemas, entre otras metodologías.
En este contexto, las agrupaciones beneficiadas por este trabajo fueron: los locatarios del Mercado Central de La Serena, el Hogar de Ancianos Nuestra Señora de Andacollo, la Asociación de Padres y Amigos con Discapacidad Física (APADIF), el Club del Adulto Mayor “Los Sueños no se Terminan” de la Junta de Vecinos La Playa y San Bartolomé, la comunidad educativa Edudown, la agrupación Pro-Adulto Mejor (PAM) y la Casa de Reposo y Guardería Geriátrica María Ávila.
Al respecto, Francisco Araya, docente de nuestra institución, señaló: “El diagnóstico participativo es clave en psicología para promover el desarrollo saludable de grupos y equipos de trabajo. Este proceso facilita la apertura de espacios de diálogo que permiten identificar necesidades en salud mental comunitaria y determinar si una agrupación puede considerarse una comunidad. Aspectos como la historia compartida, las dinámicas comunes, la identidad grupal y el sentimiento de pertenencia son fundamentales para crear entornos que acojan y fortalecen a sus integrantes”.