Tomás Ojeda Psicólogo clínico, doctor en estudios de género, consultor en temáticas de diversidad sexual y de género a profesionales de la salud y educación, activista LGBTIQ+ y familias, y profesor universitario en Chile y el Reino Unido, dictó una interesante charla on line a la comunidad UDALBA el miércoles 22 de marzo.
Durante la actividad, titulada “Cómo Educar en Familia con enfoque de género”, el especialista invitó a preguntarse por los roles que nos impone la sociedad a hombres y mujeres y cómo estos se van volviendo estereotipos, y a pensar el género desde una lógica relacional. “El género no es algo que las personas tienen como individuos, sino que es algo que se entiende y se explica en relación a otras personas. En mi caso, mi ser hombre, la masculinidad, me hace sentido a mí y me entiendo a mí mismo como hombre en relación a cómo las otras personas me ven, cómo las otras personas me tratan, cómo las otras personas se relacionan conmigo”, explicó el experto.
Otro elemento importante de la perspectiva de género, dijo Tomás Ojeda, tiene que ver con que, al analizar críticamente cómo se habilitan las diferencias que producen desigualdad, está de base la idea del poder. “Cuando miramos las relaciones, vemos que muchas veces existen asimetrías, y cuando se establecen jerarquías en función de las cosas que pueden o no hacer hombres y mujeres, eso nos habla también de cómo actúa el poder en los vínculos, en el acceso a las instituciones, los sueldos”, comentó.
Y luego reflexionó que era importante preguntarse cómo es que nos hemos acostumbrado a vivir o ser testigos de discriminación de género y que es posible que estemos promoviendo diferencias e inequidades de género en la escuela sin darnos cuenta. “En la escuela los procesos de diferenciación e inequidad de género pueden tomar distintas formas. Por ejemplo, se asume que los niños son naturalmente hábiles para algunas cosas, mientras que las niñas para otras y que estas diferencias son complementarias. Lo que nos lleva creer en estas diferencias y promoverlas activamente durante todo el ciclo escolar”, explicó.
Y agregó: “Podría parecer que estos procesos no tienen consecuencias o incluso son vistos como positivos, como cuando decimos que las niñas son más responsables, ordenadas y limpias que los niños. Si miramos con atención, podemos notar que existen consecuencias concretas, discriminatorias e injustas que son generadas en espacios educacionales. La diferenciación de género ocurre todo el tiempo a nuestro alrededor. Es como un ruido ambiente del que ya ni siquiera somos conscientes”.
A veces logramos identificar algunos de estos procesos y entendemos lo dañino que es, pero mientras nos enfocamos en él, otros procesos están ocurriendo y produciendo inequidad de diferentes formas que no alcanzamos a identificar, explicó el psicólogo. “La norma de género binaria es la forma en que nos han enseñado a ver el mundo. Impacta todos los aspectos de nuestra vida, produciendo discriminación y desigualdad. Y por eso debe ser puesta en cuestión. Entonces, cuando en la casa, por ejemplo, estamos decidiendo cómo educar a nuestros hijos e hijas, una pregunta que es importante es “bueno, ¿cómo lo vamos a hacer para distribuir el tema de las labores domésticas? Y no solamente respecto de qué es lo que quisiéramos que nuestros hijos e hijas hagan, sino también cómo nosotros, como adultos, aplicamos ese principio también para nosotros. Entonces, si yo soy papá o si yo soy la mamá, no solamente voy a hacer las cosas que supuestamente solo hacen mujeres y solo hacen supuestamente los hombres”.
La Gradualidad en los aprendizajes
Tomás Ojeda también habló del principio de la gradualidad en los aprendizajes con perspectiva de género y sexualidad: “No podemos pretender tener conversaciones o grandes charlas explicatorias con niños o niñas y asumir que el tipo de conversación que estoy teniendo con ellos es el mismo que tengo con mis amigos y amigas adultas. No es el mismo respecto a los términos que ocupo, el lenguaje que ocupo, los ejemplos que ocupo, y porque además la curiosidad y el interés de los niños y niñas son muy distintos. Y esas claves son fundamentales para poder planificar esas conversaciones y para poder también responder las preguntas. Porque muchas veces los grandes errores en la comunicación que existen con niños y niñas respecto a estos temas tienen que ver con que no sabemos calibrar el tono adecuado. Entonces nos confundimos y pensamos que en realidad no sabemos qué responder porque nos estamos imaginando un tipo de respuestas o de, incluso muchas veces, tremenda teleserie en nuestras cabezas que no se corresponde con la inquietud o la curiosidad que tiene los niños y niñas”.
Y siguió: “A veces preguntan porque escucharon la palabra ‘género’ o la palabra ‘gay’ o ‘sexo’ en la televisión, en la prensa, etc. Y no porque necesariamente estén realmente interesados en saber lo que significa. Entonces, cuando tenemos acceso al origen de esa pregunta, cuál es la curiosidad, qué es lo que la gatilla, eso nos da muchas pistas para saber cómo abordarla. Y eso nos habla mucho de este principio de gradualidad. Entonces trae al presente la edad y el momento evolutivo de ese niño o niña adolescente o adulto.
Ojeda dijo que era importante que las personas adultas sean conscientes de las ideas que hemos aprendido, con las que hemos sido socializados, con las que fuimos criados, que forman parte de la sociedad en la que vivimos, de la cultura en la que estamos y que de alguna manera permean todo tipo de vínculos y relaciones que tenemos. “Es importante hacernos conscientes de la existencia de estos elementos al momento de pensar cómo tener estas conversaciones y ver en qué medida eso ha estado permeando también cómo nosotros pensamos respecto a estas temáticas.
Bullying
Por último dijo que era muy relevante tener este tipo de conversaciones desde que niños y niñas son pequeños, porque “junto con la conciencia del género y de mi identidad como hombre-mujer, muchas veces empiezan a aparecer ciertas prácticas que son discriminatorias y que conducen a distintas prácticas de bullying, de discriminación. Porque si yo tengo muy claro y soy muy consciente de qué cosas son de hombres y de mujeres, probablemente si veo a otros niños o niñas haciendo cosas que supuestamente no deberían hacer, voy a tratarlos mal. Los voy a discriminar, no me voy a querer juntar con ellos, Y estas son cosas que lamentablemente uno ya empieza a ver y aparecen tempranamente en el desarrollo”.
Por eso es tan importante visibilizar ejemplos. “Cuando niñas y niños pueden visualizar y ver que una mujer puede ser presidenta de un país, que una mujer puede ser ingeniera o que un hombre puede bailar ballet, etc, cuando visualmente eso está disponible se contribuye a expandir el horizonte de posibilidades en la imaginación, eso ya es un tremendo paso”, dijo.